9 años de una tragedia que aún afecta el país, pero que se ha hundido en el olvido del mundo.

9 años de una tragedia que aún afecta el país, pero que se ha hundido en el olvido del mundo.

Desde 2010, después del terremoto que mató a más de 230 mil personas y afectó cerca de 3 millones de personas, Haití todavía trata de levantarse. 

A pesar de ser considerado el país más pobre de América Latina y de tener pasado por tantas tragedias, Haití es un país con un gran florecer de vocaciones.

Una gran mayoría de los 11,5 millones de haitianos se declaran cristianos y católicos, frente al 2,7% de agnósticos y al 2,7% de animistas, pero estas cifras están lejos de reflejar la complejidad de la realidad religiosa en la que también debe tenerse en cuenta la influencia del vudú en el ámbito social.

Somos un pueblo practicante

“Somos un pueblo practicante” dice Mons. Launay Saturné, Arzobispo de Cap-Haïtien; “Las iglesias están llenas y el clero acompaña a las personas para ayudarlas a llevar una vida cristiana y a vivir su fe diariamente. Tenemos la dicha de contar con muchas vocaciones. En el seminario mayor interdiocesano de nuestro país, contamos con 102 estudiantes de Filosofía y 182 de Teología”.

Formación de 285 seminaristas. Seminario Mayor de Notre Dame, 2019: Seminaristas del primer año de teologia.

El futuro de la Iglesia en Haití en términos de recursos humanos no es incierto. Los obispos de Haití y los formadores acompañan a los seminaristas para que se conviertan en sacerdotes que obran en consonancia con el corazón de Dios.

El terremoto de 2010 casi acabo con todo el país; destruyó los dos edificios destinados a la formación del seminario mayor de Notre Dame de Haití. Hoy, todavía, los obispos están buscando fondos para la reconstrucción de las instalaciones de este seminario mayor nacional en un mismo y único lugar. 

El proyecto de reconstrucción del centro de formación es considerado prioritario para la Conferencia Episcopal de Haití, pues el pueblo pasa por grandes dificultades y son los obreros de Dios que llevan la palabra de consuelo y esperanza.

La Iglesia en Haití necesita corazones que aman y almas generosas para sostener su misión pastoral y evangelizadora.

¡Haz parte de esta de la reconstrucción del centro de formación en Haití!

La formación de estos seminaristas depende de tu generosidad.