La catequesis es una gran medicina que está curando las heridas espirituales de la guerra en Siria

La catequesis es una gran medicina que está curando las heridas espirituales de la guerra en Siria

La hermana Samia pertenece a las Hermanas de los Sagrados Corazones, una congregación fundada en Siria y de inspiración ignaciana. “Tenemos 12 casas en toda Siria. Yo trabajo en una pastoral con niños discapacitados. Nuestra congregación es muy activa y poseemos varias iniciativas pastorales y sociales”, afirma la religiosa.

La religiosa  dice que las bombas también han pasado por allí, cerca del centro de Altip. “Las familias nos han ayudado a poder reparar dos partes del tejado que estaban destruidas por los bombardeos. Pero además entre todos tenemos que ayudar a reparar la destrucción que no solo ha quedado fuera, sino dentro de los corazones de todos. Yo soy religiosa y mi primera responsabilidad es dar testimonio espiritual y ayudar a la gente. Esto es lo que me mueve. Hemos vivido la guerra de cerca.  La catequesis es importante para curar heridas.”

En Siria la catequesis cura las heridas espirituales de la guerra

 

Trabajando junto a la hermana Samia, varios jóvenes universitarios se reparten los grupos de catequesis y colaboran activamente de la acción pastoral. “La hermana Samia nos ha enseñado a estar más cerca de Dios, dijo uno de los jóvenes,  y ahora transmitimos eso a los que vienen detrás nuestro”.

“Yo soy muy consciente de que estoy con vida gracias a Dios y a la oración de personas como la hermana Samia”, asegura Jihad Alaji, otro joven que actualmente está en busca de trabajo. Jihad estuvo en el ejército del gobierno de Asad, reclutado a la fuerza para combatir en la guerra. En una emboscada fue detenido por un grupo de rebeldes sirios y estuvo secuestrado durante meses. Todos pensaban que estaba muerto, pero milagrosamente logró escapar. “Doy gracias a Dios y a las Hermanas por no haber dejado de rezar por mí. Hoy me siento agradecido y ahora les ayudo como catequista.”

 

La Iglesia en Siria está viva, a pesar de más de casi 8 años de guerra. Los sacerdotes, religiosos y religiosas presentes en el país se han convertido en un motivo de esperanza. “No hemos dejado nunca de ofrecer nuestra ayuda, oración, acompañamiento… Todo se hace con la colaboración de sacerdotes, religiosas y laicos. Trabajamos todos juntos en la organización de estas actividades. Gracias a Dios tenemos jóvenes muy activos”, continúa diciendo la hermana Samia.

La hermana Samia pertenece a las Hermanas de los Sagrados Corazones, una congregación fundada en Siria y de inspiración ignaciana

La hermana Samia, además de coordinar la catequesis, trabaja en un centro de atención a niños con discapacidades intelectuales: “Siempre hemos tenido proyectos con la fundación pontificia ACN (Aid to the Church in Need), incluso durante la parte más cruenta de la guerra. Mayores y niños están necesitados de una palabra de esperanza y quieren profundizar en la fe. Los niños vienen a la iglesia y además son exigentes. Durante el verano, por ejemplo, hemos tenido varios campamentos para los jóvenes, que dan esperanza a muchas personas. Esto nos anima.”

Gracias a la ayuda de muchos benefactores en todo el mundo ACN ha podido apoyar más de 35 cursos y programas de pastoral para jóvenes y niños en diferentes partes de Siria.

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