TESTIMONIOS
“Sin duda, hacemos todo lo que podemos para ayudar a estos hermanos, pero somos una obra de evangelización. Jesús sanaba, predicaba, bendecía y permanecía con la gente, al igual que la Misión Belén. Cuando alguien viene a nuestros hogares, ya ha sido tocado por Dios, porque es muy difícil para alguien dejar la calle y las drogas por otro motivo. En estos catorce años, 1.500 personas pidieron ser bautizadas”.
“Desatada la guerra, el apostolado tomó obviamente otras dimensiones. Las actividades se siguen realizando en la medida en que lo permite la situación caótica que vive la ciudad. Pero en realidad lo más importante es “estar”. Acompañar, alentar, a veces tan solo escuchar llorar y contar de nuevo la misma historia. Nuestra presencia logra ser una prueba más de esperanza.”