Venezuela se hunde en el caos, no hay trabajo y su población siente el desánimo y la derrotada. Así como Analis, muchos se han ido del país en busca de trabajo para ayudar sus familiares que quedan en Venezuela; muchos venezolanos emigran sin saber si van a regresar y cuál será la vida que llevarán sus seres queridos; en algunos casos emigran sin saber si les encontrarán vivos a su regreso.

Delante de tal situación, la Iglesia, que nunca abandona su pueblo aun compartiendo en los lugares más vulnerables la misma pobreza, pide ayuda para poder continuar socorriendo nuestros hermanos y hermanas venezolanos que claman por una mirada de misericordia y palabras de consuelo.

“Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia”.

Tú también puedes estar con ellos, tú puedes aliviar los males que hoy pasa el pueblo venezolano. Haz tu donación para ayudar a los religiosos y misioneros que atienden día a día a los más vulnerables en este país.

Que Dios te cubra con sus bendiciones.

¡Sé un donante!