Actualmente, el país atraviesa la crisis política, económica y social más difícil desde su independencia en 1991. La corrupción, la falta de perspectivas, la crisis económica y la guerra en el este, han llevado a muchos jóvenes a abandonar el país.

Los religiosos llevan a cabo una labor indispensable con todos los que acuden a ellos en busca de consejo y apoyo: personas mayores, enfermos, discapacitados e incluso niños. Pero la iglesia católica en Ucrania tiene dificultades para hacer frente a muchas necesidades que requieren financiación. Sin ayuda del exterior, ella sola no puede. Ahora, todo eso se ha empeorado por el coronavirus.

La diócesis de Kharkiv-Zaporizhzhya se encuentra en territorio ocupado. La guerra comenzó en 2015 y desde entonces la situación económica en la región ha sido muy inestable. Los precios de la electricidad, el gas y los alimentos están aumentando constantemente. Como los feligreses son pobres, no pueden ayudar a las religiosas.
46 hermanas de 9 comunidades, incluidas carmelitas contemplativas y mujeres consagradas, participan activamente en la diócesis. La misión de todas estas hermanas es esencial para las diócesis de Kharkiv y Zaporizhya: trabajan en dos casas para madres solteras y en el centro social, para personas sin hogar y enfermas. Imparten catequesis en las parroquias, organizan retiros para matrimonios y para jóvenes, ayudan a los niños con las tareas escolares y los cuidan. Además, seis hermanos de tres comunidades están involucrados en la iglesia y en la casa para hombres sin hogar.

La campaña FONDO DE EMERGENCIA es para atender a sacerdotes y religiosas que están en situación muy difíciles a causa de la pandemia, y que a su vez, son esperanza a los más necesitados.
Con tu colaboración y oración, podrás ayudar a 50 religiosos en Ucrania, así como otras religiosas y sacerdotes, a seguir atendiendo a quienes más lo necesitan.